Los
factores socio-político y económico, aunado a la falta de atención de las
autoridades de los distintos niveles de gobierno, ha provocado un serio
incremento en el número de pandillas juveniles a nivel nacional, donde San Luis
Potosí, no es la excepción, pues tan sólo a la fecha se tiene un registro en la
Capital y zona conurbada de 320 grupos conformados por jóvenes, adultos y lo
más grave que también engrosan sus filas, niños de tan sólo 9 años de edad.
Esto sin contar con el crecimiento desmedido que se ha registrado en los
municipios del interior del Estado donde el pandillerismo ya es un tema de
prioridad municipal.
Una de
las consecuencias, más graves que se ha detectado de acuerdo a un informe de la
Secretaria de Seguridad a nivel federal, corresponde a un incremento
descontrolado de estas bandas juveniles, que prácticamente asolan colonias,
municipios en busca de ampliar sus territorios y donde al menos en las últimas
fechas, en varios municipios de San Luis Potosí, se ha visto reflejado este
fenómeno donde a consecuencia de riñas se presentan homicidios, que vienen a
incrementar las cifras, sin que ello, represente una verdadera atención de
nuestras autoridades.
Además es
de llamar la atención, el informe que fue presentado también por el Instituto
Nacional de Migración (INM) órgano descentralizado de la Secretaría de
Gobernación (Segob) donde se establece que entidades como Baja California,
Chiapas, Querétaro, Veracruz y San Luis Potosí, a través de sus autoridades en
procuración de justicia y prevención social, reconocen, la presencia y la
incursión de “Maras” (pandilleros originarios de Centroamérica) a los grupos
juveniles comunes que operan en distintos puntos de estas entidades.
Este
informe, sin duda debiera alamar a nuestras autoridades en el caso de San Luis
Potosí, sin embargo, existe la negativa constante sobre la operación de estos
grupos, que posiblemente no son tan visibles en su presencia, sin embargo, si
es de llamar la atención, al menos a manera de prevenir que se convierta en un
problema de grandes dimensiones en materia de seguridad pública.
Recientemente
se pudo conocer que en la capital potosina existen aproximadamente 350 grupos
pandilleriles; de estos un 60% se concentran en la zona sur de la localidad,
donde además se reconoció que estos grupos pandilleriles se especializan en la
elaboración de armas hechizas como lo son “las cachimbas, petardos, armas
blancas y puntillas”. Además el rango de edad de jóvenes que integran las
pandillas oscila entre los 9 años a 30 años de edad.
Entre los
principales factores a considerar en la dinámica de la juventud que se inclina
por pertenecer a una pandilla, son: La tasa de desempleo que en el país es
superior a 4.5%, las pocas posibilidades de educación y la marginación en las
zonas urbanas y rurales, mismas que llevan a los jóvenes a un estado de
marginación y exclusión social, por lo que comienzan a buscar círculos
alternativos en los cuales puedan sentirse identificados.
Ciertamente
los jóvenes al principio se reúnen en forma ocasional, desgraciadamente poco a
poco sus reuniones se llevan a cabo con mayor frecuencia hasta consolidarse de
manera permanente en un territorio, aunado a lo cual se inician en el consumo
de alguna sustancia tóxica, entre otras actividades que les produzcan mayor
diversión, como puede ser el uso de la violencia como forma de hacerse
respetar, infundir temor y marcar su territorio.
Desafortunadamente,
al paso de los años, la conformación de pandillas ha sufrido transformaciones,
pues aunque solía relacionarse con la exclusión social y marginación,
actualmente también surgen este tipo de grupos entre los jóvenes de clase media
y alta con posibilidades económicas para adquirir armas y drogas sintéticas.
En los
últimos años, se ha podido presenciar que las riñas pandilleriles que se
registran semanalmente, dejan saldos muy negativos, por el número de muertos
registrados a la fecha, esto sin contar el sinnúmero de lesionados que por
temor a ser detenidos por las autoridades deciden no acudir a recibir atención
médica, y lo más grave que en relación a los años anteriores, donde las muertes
y lesiones eran provocadas en el caso más grave por arma blanca, ahora es muy
diferente, pues sales a relucir principalmente armas de fuego, (¿Qué de donde
vienen o donde se venden? Ese es otro asunto, que no deja de ser alarmante).
Lo que
verdaderamente, no puede echarse en saco roto, son los informes donde se
advierte que San Luis Potosí, se ha sumado a las 23 entidades del país, donde
se registra la presencia de jóvenes pandilleros provenientes de la Mara
Salvatrucha (MS) y donde es necesario diseñar no sólo operativos que les
permitan prevenir cualquier situación extraordinaria vinculada con estas bandas
delincuenciales que logran infiltrarse en pandillas juveniles comunes, con el
único fin de ampliar sus horizontes delictivos que en la mayoría de los casos
también están relacionadas a los carteles de las drogas.
Sin duda,
resulta muy necesario que las próximas autoridades tanto estatales como
municipales, establezcan verdaderamente acciones preventivas conjuntas en
materia, no sólo de operación policiaca, sino mediante la aplicación de
programas de prevención educativa, donde los niños conozcan los riesgos de
pertenecer a una banda pandilleril, e incluso en los últimos años, hubo voces
de desesperación que demandaron, el regreso del “operativo Convoy”, aquel
que fue diseñado en los años 80, y que generó un verdadero terror en la población,
entonces sólo hay que imaginarnos hasta donde ha llegado este problema, que la
población prefiere, recurrir a dichas medidas autoritarias y abusivas.